¿Qué queda para Colombia después del 17 de Junio?
¿QUE QUEDA DESPUÉS DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES?
Aun así, luego de esa pronosticada decepción —pues a pesar de la ilusión que se guardaba, era predecible el resultado electoral— de los otros 8'034.189 votantes que en este día le apostaron a un cambio, y que por desgracia o por suerte, pensaron que nuestro país merecía una nueva oportunidad y que una vez más, a través del ejercicio de la democracia participativa hemos desperdiciado (no fue suficiente el triunfo del No en el plebiscito) surgió un renovado hálito de esperanza impulsado por el discurso de Gustavo Petro y que caló en todo el potencial electoral dispuesto a llevar al país por un camino más incluyente, diverso y sobre todo, HUMANO.
Gustavo Petro - Colombia Humana |
En resumidas cuentas, desde el 2011 en que Gustavo Petro ganó la Alcaldía de Bogotá con 723.157 votos...hasta hoy, que obtuvo ¡Más de ocho millones! se ha recorrido un camino larguísimo, en el que se han sumado electores de toda clase, pues hasta las últimas horas de la campaña, Petro reunía a filósofos, premios Nobel, movimientos indígenas, lideres sociales, grupos feministas, defensores de Derechos Humanos, activistas LGBTI, artistas, músicos, actores, académicos, jóvenes, viejos, campesinos, animalistas, y en general, toda la diversidad de un país en una sola campaña presidencial con una sola consigna: Colombia Humana.
Iván Duque - Centro Democrático |
Mientras tanto, al otro lado del espectro político estaba Iván Duque, quien hasta hace 1 año, ni los uribistas más fieles sabían de su existencia. Su apoyo aglomeró, en principio, al Centro Democrático, liderado por Álvaro Uribe Vélez, a un ala del Partido Conservador representado por Marta Lucía Ramírez, ahora la primer mujer vicepresidente de Colombia y a Alejandro Ordoñez, quien tendrá un puesto asegurado en el gabinete de Duque. A ellos se sumó toda la clase política que en distintos momentos de la historia se han proclamado enemigos: Liberales y Conservadores, Partido de la U y Cambio Radical, Gaviria y Pastrana, maquinarias e iglesias, paramilitares y narcotraficantes, gobernadores y alcaldes investigados por corrupción, las familias de clase alta y media alta, y por último, hay que decirlo tristemente, la clase baja trabajadora sumida en la pobreza, que con el miedo del fantasma castro-chavista, le dieron la suerte a Uribe, una vez más, de poner al presidente de Colombia, completando así 20 años en el poder. ¿Dictadura? ¡NO! Eso solo pasa en Venezuela.
Después de este panorama ¿Que le espera entonces a las personas que votamos por un gobierno alternativo, diverso, pacífico, inclusivo y con justicia social? La respuesta es sencilla: lo mismo que se ha hecho siempre ¡luchar por ese cambio que deseamos! Ya luchamos por un proceso de paz que desarmó a la guerrilla más antigua de América Latina, ya luchamos por un país que no tiene que enviar a los jóvenes a la guerra y ya logramos unir 8 millones de voces, que a pesar de todo, siguen añorando y pidiendo un país al alcance de todos ¿Si ya pudimos lo más, por qué no vamos a poder lo menos?
Bueno, es entendible e inevitable sentir miedo, pues aun con toda la fe y la esperanza puesta en un país que decepciona en cada contienda electoral, la historia ha demostrado que hacer oposición en Colombia es arriesgar la vida. Por el contexto en que nací y crecí, la mayoría de personas que me rodean votaron por Petro y están dispuestos a luchar contra un gobierno de chuzadas, de falsos positivos, de reelecciones compradas, de puestos a dedo, de fracking, de paramilitarismo, de corrupción y de mermelada, pero es angustiante pensar que esa lucha puede acabar con nuestras vidas como nos mostró la Seguridad Democrática, pues las palabras que se digan después del 7 de Agosto podrían ser sentencias de muerte para los millones de nosotros que no soportamos más madres de Soacha enterrando hijos, ni lideres sociales asesinados, ni activistas exiliados, ni periodistas hostigados.
La respuesta al titulo de este artículo es incierta y se trata de responder con lagrimas en los ojos, porque tenemos las garantías para hacer toda la oposición a un posible gobierno autoritario y dictatorial, demostramos que las ciudadanías libres están creciendo y que si no es ahora el momento de un gobierno alternativo, será en 4 años; o lo será desde las alcaldías, desde las gobernaciones, desde el Senado y la Cámara de Representantes, desde Ciudad Bolívar y toda Bogotá, desde Cali y todo Valle del Cauca, desde Segovia, Vaupes, Putumayo, Nariño, Cauca, Sucre, Atlántico, desde los hogares, desde la academia y desde las calles y plazas.
Entonces queda esperanza hasta para regalar, una fuerza política gigante y con capacidad de transformar la realidad, ansias de lucha y resistencia y queda a la vez una tusa electoral que durará hasta que se vea un cambio sustancial y significativo en el país, una clase política corrupta y arraigada al poder y ante todo: Miedo. Que decepcionante es que cada paso que se da en nuestra historia esté plagada de miedo, pero espero la capacidad de los colombianos de salir de un nuevo obstáculo sea más grande que ese maldito fenómeno que nos ha sumido en la ignorancia durante 200 años.
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