Música Existencialista

El Existencialismo en la música

No recuerdo la edad que tenía, la persona que me acompañaba, la marca del televisor en que estaban transmitiendo la película ni las cosas que tenía pendiente por hacer, sólo recuerdo la canción que ambientaba el momento en que Jenna —personaje principal de la película— tenía un momento claramente existencialista “Es una lástima, pero es la vida que llevas, tienes tanto delante de ti que olvidaste lo que necesitas. Aunque a veces puedes ver cuando estas equivocada no siempre ves cuando estás acertada” canta Billy Joel mientras la mujer de 30 años golpea su espalda con un armario.
     
Desde que la música pudo ser “capturada” en un registro ha sido necesario pasar por numerosos cambios en su creación con el fin de reflejar el desarrollo del pensamiento y la reflexión del ser humano, es por eso que al escuchar una canción: sea en un reproductor de música, plataforma de streaming, radio o en una película, la transmisión del sentimiento que fijó el compositor en ella cala profundamente en nuestra subjetividad, combinándose con las múltiples experiencias de nuestra vida y formando esa sensación que yo sentí al ver a un personaje cuestionando la madurez, el crecimiento, las desilusiones, la adolescencia y el amor, conceptos tan trascendentales para el hombre a lo largo de su vida.
     
Pero así como lo hace la música, que Borges define como “una lengua que podemos usar y entender, pero no traducir” existe la literatura, un arte quizás igual de antiguo que la música y que ha acompañado la existencia del hombre desde el principio de la historia hasta nuestros días. Ambos artes, expresando de manera muy particular la forma en que el ser humano atraviesa las diferentes etapas de su vida.
     
Dice Ernesto Sábato: “A veces creo que nada tiene sentido. En un planeta minúsculo, que corre hacia la nada desde millones de años, nacemos en medio de dolores, crecemos, luchamos, nos enfermamos, sufrimos, hacemos sufrir, gritamos, morimos, mueren y otros están naciendo para volver a empezar la comedia inútil(Sabato, 1948, p.27) este escritor se replantea la existencia del hombre en cuatro párrafos y así mismo lo hace Bob Dylan en su canción Blowin in the Wind, quien se pregunta ¿Cuántas veces debe un hombre levantar la vista, antes de poder ver el cielo? ¿Cuántas orejas debe tener un hombre, antes de poder oír a la gente llorar? ¿Cuántas muertes serán necesarias, antes de que él se dé cuenta, de que ha muerto demasiada gente?
     
Los dos aspiran a lo mismo y ambos, usando dos artes en su esencia distintas, usan la palabra escrita para plasmar un sentimiento que a la existencia del hombre resulta ser cuestionable, el sufrimiento, la muerte, la vida, la constante lucha que tenemos que vivir día a día.
     
Es por eso que no podemos considerar a la literatura distante de la música, porque mientras vemos como Mario Benedetti incide en el aspecto más humano de las personas y los diferentes aspectos que conforman la vida de cada uno de nosotros: el amor, el desamor, la amistad, la alegría, la soledad y, sobre todo, la búsqueda del sentido de nuestra existencia en La Muerte y Otras Sorpresas; está también Radiohead quien en su álbum Ok Computer de 1997 hace una fuerte crítica a aspectos como el consumismo, la hiperconectividad, el estancamiento político, el malestar posmoderno y la desconexión social, elementos recurrentes en las obras de Benedetti.
     
“La profecía está ligada con la alineación tecnológica”, dice Jacobo Celnik quien se refiere al álbum de Radiohead como el dibujo de una sociedad dependiente de la tecnología y la soledad, conceptos que van siempre de la mano y tienen un aspecto profético puesto que fueron compuestas años antes al surgimiento de las redes sociales (Celnik, 2017).

¿Pero qué decir de los libros y las canciones que no plasman lo anteriormente dicho y la tesis planteada? Es decir, si leemos un fragmento de Cincuenta Sombras de Grey o escuchamos a De la Ghetto rapear “Ella quiere sexo, yo bellaquera, darte como una perra, como una cualquiera, halarte por el pelo, barrerte por el suelo, usarte como escoba, ahulla como loba” no podemos pensar en que este tipo de escritura se cuestiona alguna condición existencial del humano, por el contrario se puede considerar algo marginal que solamente incita al sexo y no como podría hacerlo Octavio Paz en uno de sus poemas sino que lo hacen alentando el machismo y la subordinación de la mujer, ya de por sí bastante común en la sociedad moderna.
     
Juanes
Pero más allá de las canciones que hablan de ser felices los cuatro, los temas que pasito a pasito se escuchan en cada esquina, las líricas que piden sexo, sudor y calor y los constantes artistas que utilizaron la música como un medio para la fama y el dinero, hay en la actualidad compositores que no han perdido la esencia de hacer buena música, de impregnar un sentido verdadero a las letras y de reflejar temáticas que nos atemorizan a todos como la guerra; para no ir tan lejos, Juanes escribió lo siguiente en la canción Fíjate Bien para el álbum del mismo nombre del año 2000: “Te han quitado lo que tienes. Te han robado el pan del día. Te han sacado de tus tierras. Y no parece que termina aquí” para retratar la crueldad de la violencia en Colombia.
     
¿Cómo puede ser esto tan parecido a un fragmento escrito en La Peste? Sencillo, porque la guerra es un motivo para escribir, para alzar la voz, para decir ¡basta ya! Máxime en un país plagado de problemas que tal como una peste, acaban con la vida de personas a diario y de manera masiva. “Si no se habla, si no se escribe y no se cuenta, se olvida y poco a poco se va tapando bajo el miedo. La gente que vio el muerto se va olvidando y tiene miedo de hablar, así que llevamos un oscurantismo de años en el que nadie habla de eso” (Centro Nacional de Memoria Histórica, 2013)


Cuando estalla una guerra, las gentes se dicen: “Esto no puede durar, es demasiado estúpido”. Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre, uno se daría cuenta de ello si uno no pensara siempre en sí mismo. Nuestros conciudadanos, a este respecto, eran como todo el mundo; pensaban en ellos mismos; dicho de otro modo, eran humanidad: no creían en las plagas. La plaga no está hecha a la medida del hombre, por lo tanto el hombre se dice que la plaga es irreal, es un mal sueño que tiene que pasar. (Camus, 1947)

Entonces dentro de la existencia del hombre, un elemento que ha caracterizado cada época de la historia es la guerra, pero parece que todavía no nos damos cuenta de esto, y para esto, Bono y The Edge, del grupo U2 escribieron Sunday Bloody Sunday: “Botellas quebradas bajo los pies de los niños, cuerpos esparcidos a lo largo de una calle sin salida. Pero no prestaré atención a la llamada de la batalla, pongo mi espalda, pongo mi espalda contra la pared”


Todos estos temas recobran fuerza al ser leídos o al ser escuchados, porque es más fácil para cualquier persona percibir temas tan difíciles de digerir y de entender como la violencia, el desamor, la guerra, la soledad, la política, la insuficiencia y los innumerables problemas que nos rodean, con una canción o con un libro, que desde la fantasía, imaginación o creatividad del autor/compositor lo que quieren es hacernos sentir que no somos a los únicos que les pasa, ni los únicos que piensan lo mismo, sino que es un universo inmensamente grande con más de 7 billones de personas y con más de una persona cuestionando la misma cuestión.
     
Según Lacan, la angustia que siente el hombre por su propia existencia se define como “…es el desgano, la falta de voluntad, la inercia hacia la nada, una angustia que imposibilita poner en palabras lo que se siente, una parálisis del alma, la existencia de lo real”. (Lacan, 2007) y esto cobra sentido al leer el primer fragmento de La Metamorfosis “Una mañana, al despertar de sueños intranquilos, Gregor Samsa se encontró en su cama convertido en un monstruoso bicho” (Kafka, 1915, p. 2). Es evidente que tanto Lacan como Kafka quieren retratar los días en que todos, como seres humanos, nos levantamos sintiendo que valemos poco, que no tiene sentido nuestra existencia, y a esto se suma Thom Yorke quien en su canción Creep, escribe “Pero yo soy un desgraciado, soy un bicho raro ¿Qué diablos estoy haciendo aquí? No pertenezco aquí”.


Jean Paul Sartre (1905-1980)
Es por esto que Sartre, autor de corriente existencialista, enfrenta la libertad del hombre como: “Somos lo que hemos querido ser y siempre podremos dejar de ser lo que somos” (Sartre, J.) concepción que claramente hace referencia al libre albedrío que tenemos pero que a fin de cuentas hay cosas que siempre nos atan: los sentimientos de angustia, de carencia, de sentirnos incompletos, ineficientes y la misma guerra que no nos deja ser libre, porque la libertad y la guerra siempre serán dos hermanas siamesas inseparables.

Decía El Principito que “Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio” (de Saint-Exupéry, 1943, p.12) y es este un punto que le falta al hombre en su sentido existencialista, pero que a través de la literatura y de la música ha querido retratar, porque para concluir, todo se resume en este fragmento de la canción  Bittersweet Simphony de The Verve “porque es una sinfonía agridulce, esta vida, intentas llegar a final de mes, eres un esclavo del dinero, luego te mueres” (Ashcroft, 1987). Vivimos en un círculo vicioso durante gran parte de nuestras vidas y para citar a Bob Marley: pasamos la vida esperando que pase algo... y lo único que pasa es la vida.

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